Por:
Armando Franco
La vida es un juego apasionante, un juego en el cual las reglas se te van enseñando en el camino. A nadie se le entrega el manual de cómo llegar al éxito, todo lo tienes que ir descubriendo paso a paso, si en algún momento infringes las reglas ocultas, la vida se encargará de hacértelo saber pagando las consecuencias. Dios es quien creó el juego y las reglas e inmediatamente después las ocultó y se escondió, desde ese momento se mantiene como el perfecto observador, él no interviene en ningún momento, solo presencia el juego y se divierte viendo como nosotros los jugadores, a través del libre albedrío, en algunos momentos nos equivocamos y sufrimos, en otros acertamos y disfrutamos de la felicidad. Dios es un maravilloso loco juguetón, divirtiéndose a cada instante. Al principio de los tiempos todo era perfecto, ya que solo existía Dios pero no sucedía nada, por lo cual él se aburría mucho; así que de pronto el decidió bailar, se puso en movimiento y surgió la creación y el juego. El juego más divertido y apasionante jamás creado, “La Vida”.
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